La consumición en la concepción del mundo de los aztecas 

Como la civilización se mide por sus obras, la de los aztecas nos parece miserable. Se servían, a veces, de la escritura, tenían conocimientos astronómicos, pero sus únicas obras importantes eran inútiles. Su ciencia de la arquitectura les servía para edificar pirámides en lo alto de las cuales inmolaban seres humanos.

Su concepto del mundo se opone de forma diametral y singular a la que tiene lugar entre nosotros desde nuestras perspectivas de actividad. La consumición no tenía un menor lugar en sus pensamientos que la producción en los nuestros. No estaban menos preocupados por sacrificar que nosotros por trabajar.

El mismo sol era la expresión del sacrificio. Era un dios semejante al hombre que llegó a convertirse en sol al arrojarse a las llamas de una hoguera. (…)

Por este mito es posible acercarse a la creencia según la cual fueron creados los hombres, y no solamente los hombres sino también las guerras “para que hubiera gente de la cual fuera posible tener el corazón y la sangre para que el sol pudiera comer”. Esta creencia no tiene evidentemente que el mito el sentido del valor extremo del consumo. (…) El pensamiento no era para los aztecas más que la exposición de los actos.

Georges Bataille. La parte maldita (1949)